• Acerca de

trinidadruiz

~ Deja de pensar. Actúa.

trinidadruiz

Archivos de etiqueta: muerte

La nunca ridícula muerte del Rey de Redonda.

25 domingo Sep 2022

Posted by TRINIDAD RUIZ in Sin categoría

≈ 1 comentario

Etiquetas

Javier Marías, Los enamoramiento, Mañana en la batalla piensa en mi, muerte, Rey de Redonda, Sobre la dificultad de contar, zenda, zendaescritura

Hay más razones para no escribir un texto sobre Javier Marías que para hacerlo. Entre ellas, el bochorno de admitir que por mucho que una se exprima la sesera para abordar la dificultad de contar, el resultado no dejará de ser un puñado de pretensiones que el homenajeado académico desterraría de inmediato para impedir que viera la luz, así como hizo con muchos de sus cuentos. O que el motivo que lleva a escribir no llega a ser siquiera pueril, tal cual se refirió a la labor de los novelistas, ni responde a exigencias puristas de pulsión creadora, necesidad o intensidad, que diría el Rey de Redonda, sino más bien atiende a motivos más prosaicos: un encargo, interés o simple vanidad.

Pero el Rey ha muerto y el único pudor que nos incomoda en estos momentos a los devotos marianos es otro muy distinto. Nos ha invadido un desasosiego y  temeridad respecto a su muerte que no nos atrevemos a decir en voz alta, aunque él sí lo haría, Victor Francés también lo hizo e incluso Tomas Nevinson se cuestionó la ética en las formas de ir a su busca… ¡Dios salve al rey y que por encima de todo haya impedido que haya tenido una muerte ridícula!

Lo de menos es el motivo ya que la muerte del ser querido en contadas ocasiones alcanza las expectativas del que ama, pero sí anhelamos que ese momento no haya albergado resquicio alguno suficiente para hacer similitudes de su muerte con las escenas de muertes grotescas que el escritor nos ha dejado narradas, porque morir estúpidamente, debe ser el último de los anhelos: “Una indigestión de marisco, un cigarrillo encendido al entrar en el sueño que prende las sábanas, o aún peor, la lana de una manta; un resbalón en la ducha —la nuca— y el pestillo echado del cuarto de baño, un rayo que parte un árbol en una gran avenida y ese árbol que al caer aplasta o siega la cabeza de un transeúnte, quizá un extranjero; morir en calcetines, o en la peluquería con un gran babero, en un prostíbulo o en el dentista (…).” “(…) morir a medio afeitar, con una mejilla llena de espuma y la barba ya desigual hasta el fin de los tiempos si nadie repara en ello y por piedad estética termina el trabajo;”

Por otra parte, para los que además de la mariana acogen fe alguna que anhele la resurrección, no les quepa duda que el honorado no volvería a este mundo después de muerto ni aunque pudiera, ya se encargó de quedar constancia de la calamidad que esto supondría para los que murieron y para los que les lloraron. Saber que de allá donde esté no tiene la menor intención de regresar es parte del consuelo y una vez más de la aceptación con la que el ser humano recibe lo que le sucede, y es que Marías, a pesar de dudar cada cosa que escribía, pocas cosas escribió de las que se pueda dudar.

La fortaleza del rey ha quedado patente en su vulnerabilidad. En cada homenaje expresaba la duda del merecimiento; afrontaba cada inicio de un libro con la misma inseguridad del primero; con cada presentación de obra, una incertidumbre abrumadora. Tal vez es por esto que el asombro y la curiosidad no le abandonaron. Más allá de la belleza de un texto, de su composición o de su intención, Javier Marías deja en su obra un hueco impenetrable e ignoto de nuestro propio conocimiento, que anhelamos que se nos revele cuando ya no tengamos intención de ser nada.

Nuestro imaginario está censado en Redonda, una isla antillana de poco más de 2 kilómetros cuadrados, un peñasco cuyo interés material se ciñe al guano de los alcatraces que la habitan junto a lagartos y ratas. Este paraíso literario de artistas e intelectuales, que no han pisado tierra redondiana alguna, este reino heredado por ironía y con títulos dispares de Duques, Condes o Comisario de Agitación y Propaganda, y que a cada nombramiento pare a un buen puñado de despechados, es la acumulación de todas las figuras retóricas posibles para pronunciar una despedida impecable en una nunca ridícula muerte. El resumen de una vida, que han sido muchas vidas, en tan sólo catorce palabras:

 “El Reino que es sólo aire y humo y polvo ha valido la pena.  Javier I”.

http://www.trinidadruiz.com

Compártelo:

  • Twitter
  • Facebook

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

El síndrome Bartleby de Pedro Almodóvar.

18 sábado Jul 2020

Posted by TRINIDAD RUIZ in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Etiquetas

Bartleby, Borges, cariátides, confinamiento, decepción, experiencia, javier cercas, Jose Trejo, muerte

Fotografía: José Trejo. Lago Baikal (Siberia Rusa).

Comparto con Pedro Almodóvar un amigo íntimo. Por abreviar, ni es en realidad mi amigo ni creo que Pedro sepa de su existencia. El hecho es que esta persona me desveló un relato acerca de un encuentro que tuvo con el director manchego en un pequeño pueblo del norte de Cáceres, en el que Pedro le ofreció un trabajo en Madrid pero que parecía esconder otras intenciones más carnales, intenciones por otra parte que la mujer del relator, entonces novia y presente en la conversación, no detectó por ningún lado. Esta resumida anécdota, que en su versión extensa es muy divertida, campechana e incluso tierna, es lo más cerca que he estado de una empatía personal hacia el oscarizado y reconocido artista, pues la imagen que proyecta no me parecía afín a mi persona, hasta que hace unos días leo un titular que me sitúa más cerca de Pedro Almodóvar de lo que nunca habría imaginado.

«Una de las cosas que he descubierto en este periodo es que yo ya estaba confinado, que yo ya estaba aislado, que no tenía vida social» (P.Almodóvar)

El confinamiento descubre el nombre a una situación voluntaria (paralela al confinamiento obligado), con una vida social apenas existente y un interés nulo por desarrollarla. La obligatoriedad del confinamiento durante la pandemia ha permitido vivir esta reclusión sin necesidad de justificarla. Ni introvertidos, ni solitarios, ni carentes de habilidades sociales, es más bien el resultado de experiencias.

Desconozco los motivos del director de cine, pero hay cuatro que soportan gran parte del peso, como si fueran cariátides, fuertes, deslenguadas, excepcionales y sobre todo auténticas, cual Chicas Almodóvar.

La primera cariátide es la muerte de seres queridos. La pérdida, el daño irreparable, el desconsuelo, los remordimientos, los fantasmas y la comprensión de nuestra incapacidad para obrar ante la limitación intrínseca a la naturaleza humana, algo tan natural como el fin de la vida. El adiós a seres que amamos es una llave hacia la melancolía, el primer adiós de un amigo abre la puerta para los demás adioses.

La segunda cariátide es la decepción, fruto malogrado de nuestras propias expectativas. La cosecha nefasta tras una siembra azarosa, abonada con mimo, gestada mirando en el mañana que nunca llega y que al término nos da como fruto un traidor aborto. La decepción nos aleja de quienes esperábamos todo, más de lo que ellos nunca ofrecieron, del Aleph que nosotros creamos sin tener siquiera su consentimiento. Y la más hiriente de todas, la decepción propia, el hilar los pensamientos, los hechos y las palabras procurando que no se deshilvane, al menos no tanto como para caer por el agujero.

La tercera cariátide pone trapos calientes que huelen a plancha de carbón sobre nuestra nuca, que nos concilia y desasosiega, porque es la experiencia. Es el barro seco de tus tobillos al atravesar barbechos, es la conciencia limpia que te aleja de la imagen y te acerca al fondo, es el desprendimiento de la costumbre social, de lo superfluo y burdo. Es dar la vuelta al mundo para descubrir que el mejor de los sitios es el punto de partida. El disfrute de la autenticidad y de la soledad.

“Salomón dijo: No hay nada nuevo sobre la tierra. Por eso es por lo que Platón tenía imaginación, todo el conocimiento no fue más que recuerdo; por eso Salomón dio aquella sentencia, toda novedad no es más que olvido” (Francis Bacon, Ensayos, LVIII)

Y la cuarta cariátide del frontal del templo de Erectión, es la negación del mundo, la huída a través del silencio. La palabra más importante del mundo según Javier Cercas: NO. El espíritu Bartleby que se mete en el tuétano.

La escritura, medio para expresarnos, en los rezos del Himalaya, en el desierto de Atacama, en las tumbas de faraones, tatuada en la piel, en la arena de la playa, en los recordatorios de funerales, en los libros de firmas… escribir para emocionar, para que algo en concreto no se olvide, o para Ser, y sin embargo a muchos escritores un día les llega el síndrome Bartleby, como el escribiente de Herman Melville, y se niegan a escribir. De hecho, puede que existan más motivos y más coherentes para no escribir que para hacerlo. El miedo a la exposición, el espanto de la fama que de tantos juicios depende según Séneca, el juicio extremo sobre uno mismo y pensar, porque cuanto más se piensa menos se escribe.

Llegar a la conclusión de que no aportarás nada nuevo ni a la escritura ni a la vida, es un buen motivo para sentarte en tu oficina, no hacer nada y negarte a salir de ella y que tengan que trasladar la empresa, y que te desahucien, y que te lleven a la cárcel, Sr. Bartleby.

En ocasiones encontramos en la oscuridad y en el olvido las grandes historias, el espacio donde desahogarnos y el consuelo de los que quisimos, pero no está demás tener la puerta entreabierta con el pie en la luz.

Puede ser, querido Pedro que confinado y aislado, pero no sólo, ya que al menos son cuatro cariátides esculpidas a base de cincel y años las que te soportan; y los que se fueron y los que están pero no ves; y lo que cuentas y sobre todo lo que no cuentas. Eso sí que te acompaña siempre.

«El final de la historia sólo es referible en metáforas, ya que pasa en el reino de los cielos, donde no hay tiempo. «J.L.Borges

María José Trinidad Ruiz

http://www.trinidadruiz.com

Compártelo:

  • Twitter
  • Facebook

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Suscribir

  • Artículos (RSS)
  • Comentarios (RSS)

Archivos

  • marzo 2023
  • septiembre 2022
  • abril 2022
  • noviembre 2020
  • octubre 2020
  • septiembre 2020
  • agosto 2020
  • julio 2020
  • junio 2020
  • abril 2020
  • marzo 2020
  • febrero 2020
  • diciembre 2019
  • septiembre 2019
  • agosto 2019
  • mayo 2019
  • marzo 2019
  • enero 2019
  • diciembre 2018
  • noviembre 2018
  • septiembre 2018
  • agosto 2018
  • julio 2018
  • abril 2018
  • marzo 2018
  • octubre 2017
  • septiembre 2017
  • agosto 2017
  • julio 2017
  • junio 2017
  • mayo 2017
  • abril 2017
  • marzo 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • julio 2016
  • junio 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • noviembre 2015
  • octubre 2015
  • septiembre 2015
  • agosto 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • septiembre 2014

Categorías

  • Sin categoría

Meta

  • Registro
  • Iniciar sesión

Blog de WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • trinidadruiz
    • Únete a 33 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Inicia sesión.
    • trinidadruiz
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Iniciar sesión
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

    A %d blogueros les gusta esto: