«El día internacional de la mujer», antes conocido como «El día de la mujer trabajadora», ha llevado a cabo su festividad hace alguna semana, y en la indigestión de frases hechas, cartelitos y sermones tuiteros y parrafadas interminables de facebook, he tenido que tragarme alguno más original y al menos propio, pero no por ello más agradable. Para empezar agradezco que ese día exista, pues seguro que el mérito se debe a más de una gran mujer y a más de un gran hombre de hace ya algunos años, que lucharon por sacar a la mujer de la miseria física, moral e intelectual en la que vivía. Un tiempo de guerra, de hambre, de oscuridad y de miedo. Mujeres (y hombres) que se sacudieron los prejuicios vecinales y se echaron a la calle a poner su granito de arena en el avance de la humanidad; intelectuales, maestros, poetas, feministas, valientes de verdad, que no señalaron a la mujer que no se enroló en su marcha, si no que lucharon por ella y tantas otras a las que respetaron y con las que empatizaron, dando su vida en su beneficio. Mujeres (y hombres) consecuentes, que sacrificaron a los suyos en pro de sus ideales, cuidado, que en este caso el orden de los factores sí altera el producto.
Y esto viene a que en este momento de comodidades tan incómodas, es muy fácil ponerse detras de este antifaz pantalla y escribir acerca de lo que es una mujer de hoy en día, una chica moderna, del siglo XXI, feminista, con capacidades, cualidades, actitudes y aptitudes,que viaja, que ha realizado unos estudios, si puede ser de letras mejor, más intelectual, máster, pareja y tal vez hasta un loft, sencillo, casual y con grandes copas para gintonics afrutados. Bien. Me encanta. Maravilloso. Pero falta lo más importante: el respeto a esas otras mujeres que también viven en este siglo y tienen los mismos derechos y son igual de modernas, pero han decidido parir jóvenes y crian a sus hijos con una devoción admirable, dulces y protectoras, educando a niños y niñas que serán grandes hombres y mujeres, o han decidido casarse con su pareja con la cual se trasladan de ciudad en ciudad porque él o ella tiene un trabajo que así lo requiere , o con 20 años se enfrascó junto a su familia en una gran aventura y pusieron un supermercado en su barrio dedicándole 15 horas diarias y ahora que consiguen vivir de ello se sienten triunfadores,o tal vez a alguna le gustaría tener tu loft para beber en él esos gintonics afrutados, pero el camino no es igual de llano para todos ni hemos tenido la misma educación y respaldo para hacer frente a adversidades.
Y por eso me pronuncio en el día de la mujer, y felicito a todas y cada una de nosotras,con nuestras diferentes realidades y nuestras diferentes formas de pensar y de vivir. Felicito el que hayamos llegado hasta donde lo hemos hecho en diferentes ámbitos, la política, la cultura, la ciencia, el ejército, la tecnología, el arte, el diseño, el mundo de la empresa,… todo lo que era antes el mundo reservado para los hombres, pero no nos olvidemos que cuando una mujer lucha por los derechos de la mujer, lo hace por los de todas, y que siempre habrá mujeres, como siempre habrá hombres en todos los ámbitos y todos ellos son igual de necesarios, igual de respetables y con el mismo derecho de voz y voto. Si una mujer pone límites a los derechos de otras, estaremos dando un paso atrás. Anteayer, muchas mujeres tuvieron que luchar para que la sociedad les dejara vivir, a ellas, a sus vecinas, a sus hijas y a sus nietas. Les dejaran estudiar, les dejaran trabajar, les dejaran ser militares, autónomas, solteras, tener a otras mujeres como pareja, escribir, o ser militantes de partidos políticos. Y lo consiguieron. Lo conseguimos. Ahora no podemos echar por tierra todo esto. Nosotras somos ellas, sus vecinas, sus hijas y sus nietas, y ahora somos nosotras las que debemos dejar vivir al resto de mujeres, saber que la libertad consiste en eso. Seguro que muchas madres, amas de casa, incansables trabajadoras, han contribuido mucho más por el movimiento feminista que muchos de los mensajes hirientes y altaneros que podemos ver en las redes sociales de mujeres subyugadas a su imagen in que para mi están off.
Y cierro con el poema que Miguel Hernández dedicó a una de las grandes: Matilde Landa, extremeña, feminista, madre y luchadora. Unas cuantas como tú en cada siglo y estamos salvadas.
A Matilde.
En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.
Para conseguir la libertad de sus hermanos
caen en los barbechos los más nobles castellanos.
No veré perdida España porque mi sangre no quiere.
El fascismo de Alemania
junto a las encinas muere.
Para hacer cenizas la ambición de los tiranos
caen en las trincheras los más nobles castellanos.
Españoles de Castilla
y castellanos de España
un fusil a cada mano
y a cada día una hazaña.
Voy a combatir al alemán que nos da guerra
hasta conquistar los horizontes de mi tierra.