Encantados con sus libros nuevos y el reencuentro con viejos amigos. Mochila a estrenar, peinado pulcro, zapatillas del cumple e ilusión renovada. Llegamos temprano, que este año no se diga que somos los últimos siempre de la fila, saludamos con sonrisas interminables y contamos nuestros casi tres meses de verano en diez segundos de conversación mientras nuestros hijos e hijas de colocan tímidos en el lugar correspondiente algunos y otros charlan de forma animada. Perfecta vuelta al cole. Mentira. Estamos ya estresados antes de empezar porque sabemos que llegaremos tarde todos los días como sucedió el año pasado y el anterior y el anterior. Este verano ha sido todo un jaleo de colocar a los niños entre los abuelos y los campamentos de verano, o estábamos de ellos hasta la coronilla todo el día en casa con el «me aburro» a cuestas, pero este detalle lo obviamos y preferimos hablar de nuestras maravillosas vacaciones: dos días, una noche y bocadillo de calamares que no está el asunto para más . (Este último detalle también lo obviaremos). La cuesta de Septiembre supera a la de Enero con creces: libros, ferias, uniformes, matrículas para extraescolares,… Las editoriales se empeñan en que realicemos todo tipo de colecciones, desde el esqueleto humano, colección ya rancia de usada, hasta la alucinante y emocionante ¡colección de las matemáticas! Los estudiantes desde 0 a 25 años chillaron de miedo al escuchar esto. Colección de libros de matemáticas… ¡Qué miedo! Pero que ser tan enrevesado puede tener eso en su salón ¿Stephen King? ¿Bram Stoker?¿Jorge Javier Vázquez?
De vuelta a la rutina, tan buscada como asqueada se vuelve. Y para hacer honor a las mencionadas matemáticas, puedo confirmar un hecho empírico, la frase que más diremos este otoño-invierno es… ¡Date prisa!